martes, 15 de julio de 2014

Más Messis y Menos Maradonas

Más Messis y menos Maradonas         - texto de un amigo -


Arranco esta catarsis post mundialista aclarando que amé, amo y amaré a ese ser inigualable que es Diego Armando Maradona, me hizo vivir a mí y a toda una generación las más variadas sensaciones, desde la gloria del mundial 86 pasando por el milagro del mundial 90 y la tremenda tristeza del mundial 94. Luego de eso dejo su lugar de superhéroe para transformarse en un ser humano, con sus defectos y virtudes, siempre por supuesto multiplicadas hasta el infinito por la fama alcanzada por sus tarde de gloria, pero claro, el paso del tiempo hace más evidente, que aunque no parecía, al fin y al cabo es un hombre de carne y hueso.

Por ser alguien nacido en 1975 viví la plenitud de Maradona durante mi niñez y adolescencia, etapa ideal para adorar a semejante personaje, para lograr creer en ese momento que estábamos ante alguien sobrenatural e incluso para que dichas sensaciones perduren casi intactas hasta hoy.

Casi 30 años después de aquellas gestas Maradonianas y viéndolo a Messi disfrutar como un chico la clasificación contra Holanda, aun cuando él no había hecho un gran partido ese día, entendí lo importante que es tener un ídolo que sabe con claridad que nadie se salva solo, que los resultados a la larga los consiguen los equipos y los proyectos. Si él se destaca cuanto mejor, pero si hay que ponerse al servicio del equipo y sacrificar lucimiento personal lo hace sin dudar y jamás saldrá por los medios a poner excusas. A pesar de que el equipo, obligado seguramente por las circunstancias, a medida que pasó el tiempo lo dejo casi solo en la tarea de generar juego ofensivo,  jamás lo oiremos quejarse, siempre hablara en función de lo que logró o dejó de lograr su equipo.

Maradona es fruto de la pobreza, de un país que lo dejo solo y que contó únicamente con su extraordinario talento para salir adelante, logró casi personalmente hacer grande a un equipo pobre del sur de Italia y por supuesto escribir una página de gloria en el futbol argentino. Ahora si nos despojamos de aquellas sensaciones y analizamos un poco más fríamente a aquella generación del 86, podemos observar que aquello nos dejó un legado terrible, nos hicieron creer que lo único que importa es el resultado, que los proyectos solo son válidos cuando se gana, que al adversario hay que pisarlo y desearle lo peor y por supuesto nunca reconocerán que necesitaron de un super-heroe y varias cuotas de suerte para conseguir aquellos resultados. Por supuesto,  jamás se harán cargo de los 24 años de frustraciones posteriores.

Siempre amaré a Diego, lo llevaré en mi corazón como aquel guerrero que nos llevó a ganar batallas imposibles, que solo, con un arco y una flecha, nos llevó a superar a los ejércitos más potentes del mundo. Pero para el presente y el futuro deseo que sigamos el camino de Messi, el camino de la comprensión de que sin el otro, no somos nada, que el individualismo nos salvara un día pero nos destruirá por el resto de los tiempos.


Le agradezco a la vida haber tenido la posibilidad de ver a estos genios tan disimiles y que encima sean ARGENTINOS,  pero me quiero permitir hoy a los casi 40 años decir que si somos capaces de generar  más Messis y menos Maradonas querrá decir que estamos en el camino correcto. Me duele pero es lo que siento.

@sebastianbeigel

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