Más Messis y menos Maradonas - texto de un amigo -
Arranco
esta catarsis post mundialista aclarando que amé, amo y amaré a ese ser
inigualable que es Diego Armando Maradona, me hizo vivir a mí y a toda una
generación las más variadas sensaciones, desde la gloria del mundial 86 pasando
por el milagro del mundial 90 y la tremenda tristeza del mundial 94. Luego de
eso dejo su lugar de superhéroe para transformarse en un ser humano, con sus
defectos y virtudes, siempre por supuesto multiplicadas hasta el infinito por
la fama alcanzada por sus tarde de gloria, pero claro, el paso del tiempo hace
más evidente, que aunque no parecía, al fin y al cabo es un hombre de carne y
hueso.
Por ser
alguien nacido en 1975 viví la plenitud de Maradona durante mi niñez y
adolescencia, etapa ideal para adorar a semejante personaje, para lograr creer
en ese momento que estábamos ante alguien sobrenatural e incluso para que
dichas sensaciones perduren casi intactas hasta hoy.
Casi 30
años después de aquellas gestas Maradonianas y viéndolo a Messi disfrutar como
un chico la clasificación contra Holanda, aun cuando él no había hecho un gran
partido ese día, entendí lo importante que es tener un ídolo que sabe con
claridad que nadie se salva solo, que los resultados a la larga los consiguen
los equipos y los proyectos. Si él se destaca cuanto mejor, pero si hay que
ponerse al servicio del equipo y sacrificar lucimiento personal lo hace sin
dudar y jamás saldrá por los medios a poner excusas. A pesar de que el equipo,
obligado seguramente por las circunstancias, a medida que pasó el tiempo lo
dejo casi solo en la tarea de generar juego ofensivo, jamás lo oiremos quejarse, siempre hablara en
función de lo que logró o dejó de lograr su equipo.
Maradona es
fruto de la pobreza, de un país que lo dejo solo y que contó únicamente con su
extraordinario talento para salir adelante, logró casi personalmente hacer
grande a un equipo pobre del sur de Italia y por supuesto escribir una página
de gloria en el futbol argentino. Ahora si nos despojamos de aquellas
sensaciones y analizamos un poco más fríamente a aquella generación del 86,
podemos observar que aquello nos dejó un legado terrible, nos hicieron creer
que lo único que importa es el resultado, que los proyectos solo son válidos
cuando se gana, que al adversario hay que pisarlo y desearle lo peor y por
supuesto nunca reconocerán que necesitaron de un super-heroe y varias cuotas de
suerte para conseguir aquellos resultados. Por supuesto, jamás se harán cargo de los 24 años de
frustraciones posteriores.
Siempre
amaré a Diego, lo llevaré en mi corazón como aquel guerrero que nos llevó a ganar
batallas imposibles, que solo, con un arco y una flecha, nos llevó a superar a
los ejércitos más potentes del mundo. Pero para el presente y el futuro deseo
que sigamos el camino de Messi, el camino de la comprensión de que sin el otro,
no somos nada, que el individualismo nos salvara un día pero nos destruirá por
el resto de los tiempos.
Le
agradezco a la vida haber tenido la posibilidad de ver a estos genios tan
disimiles y que encima sean ARGENTINOS,
pero me quiero permitir hoy a los casi 40 años decir que si somos
capaces de generar más Messis y menos
Maradonas querrá decir que estamos en el camino correcto. Me duele pero es lo
que siento.
@sebastianbeigel
No hay comentarios:
Publicar un comentario